Lámparas de luz UV en lugares públicos para acabar con el virus de la gripe

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Los virus son agentes infecciosos microscópicos, que no seres vivos, capaces de reproducirse dentro de las células de los organismos –estos sí, vivos–. Unos agentes que para llevar a cabo su misión, que no es otra que infectar a un organismo para continuar su expansión, cuentan con diversos mecanismos o ‘estrategias’. Por ejemplo, mantenerse suspendidos en el aire o posados sobre cualquier superficie en espera del momento en que contacten con su ‘víctima’. Así lo hacen los virus de transmisión aérea, caso de los causantes de la gripe común y de la tuberculosis. Pero, ¿no hay ninguna manera de destruir estos virus durante su periplo aéreo? Y es que eliminado el responsable, se acabaron las infecciones. Y ahora, investigadores del Centro Médico de la Universidad de Columbia en Nueva York (EE.UU.) parecen haber hallado la manera de lograrlo.

Concretamente, el estudio, publicado en la revista «Scientific Reports», muestra que la emisión continua de dosis bajas de luz ultravioleta C (UVC) lejana es eficaz a hora de destruir los virus de la gripe que viajan por el aire. Todo ello sin dañar de ninguna manera a los seres humanos. Tal es así que, en opinión de los autores, el empleo de lámparas de luz UVC lejana en lugares públicos, caso de los hospitales, oficinas, colegios o aeropuertos, podría constituir un arma muy eficaz para combatir las epidemias de gripe.

Como explica David J. Brenner, director de la investigación, «de confirmarse nuestros resultados, el uso de esta luz UVC lejana en espacios públicos sería un método seguro y eficiente de limitar la transmisión y expansión de enfermedades microbianas mediadas por el aire, caso de la gripe o de la tuberculosis».

Irradiar el ADN
El empleo de luz UV para matar agentes infecciosos no es, ni mucho menos, nuevo. De hecho, hace ya mucho tiempo que se sabe que la luz UVC con una longitud de onda entre los 200 y los 400 nanómetros destruye el ADN de los virus y bacterias, por lo que es utilizada de forma rutinaria para desinfectar el material quirúrgico. Entonces, ¿por qué no utilizarla de una forma más amplia para acabar con los patógenos? Pues porque tampoco es precisamente ‘inocua’ para los humanos.

Como indica David Brenner, «desafortunadamente, la luz UV germicida también supone un peligro para la salud humana y puede provocar el desarrollo de cáncer de piel y cataratas, lo que impide que pueda ser utilizada en espacios públicos».

Sin embargo, los autores ya llevaban años dando vueltas a la idea de que una luz UV de menor espectro, la UVC lejana, cuya longitud de onda se sitúa entre los 207 y los 222 nanómetros, podría matar a los microbios sin afectar a los tejidos sanos humanos.

La emisión de luz UVC lejana en espacios públicos sería un método seguro y eficiente de limitar la transmisión y expansión de la gripe

Como refiere el director de la investigación, «la luz UVC lejana tiene un rango muy limitado y no puede penetrar a través de la capa de células muertas de la piel humana o de la capa de lágrimas que protegen al ojo, por lo que no supondría un riesgo para la salud humana. Sin embargo, las bacterias y los virus son mucho más pequeños que las células humanas, por lo que esta luz UVC lejana puede alcanzar su ADN y matarlos».

En este contexto, un estudio previo llevado a cabo por los mismos autores ya mostró que este tipo de luz UV es efectiva a la hora de matar al ‘Staphylococcus aureus’ resistente a meticilina (SARM) –una bacteria común en muchas infecciones quirúrgicas– sin dañar la piel de los humanos. Pero, además de segura, ¿es igualmente eficaz a la hora de destruir el virus de la gripe?

Para responder a esta pregunta, los autores aislaron dos habitaciones y las rociaron con el virus H1N1 –una de las cepas comunes del virus de la gripe–. Y a continuación, colocaron en una de las habitaciones una lámpara que emitía de forma continua luz UVC lejana a bajas dosis. ¿Y qué pasó? Pues que el virus de la gripe en la habitación irradiada –que no así en la otra– se vio inactivado con una eficacia similar a la que se logra con la luz UV germicida convencional –esto es, la que se emplea para esterilizar el material quirúrgico.

Relativamente barata
Y llegados a este punto, ¿cuánto costaría una lámpara de luz UVC lejana? Pues los autores estiman que el precio actual de cada unidad no llegaría a los 1.000 dólares estadounidenses –unos 800 euros–. Y, además, puede preverse que con la producción en masa se abarataría, y mucho, este coste. En consecuencia, y teniendo también presentes otros beneficios asociados a esta estrategia germicida, los autores consideran que estas lámparas resultan ‘relativamente’ baratas.

Como concluye David Brenner, «contrariamente a como sucede con las vacunas de la gripe, la luz UVC lejana sería efectiva frente a todos los microorganismos de transmisión aérea, incluidas las nuevas cepas emergentes».