Activar las neuronas VIP para superar rápidamente el jet-lag

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Viajar a países lejanos no solo permite conocer nuevas culturas. También tiene una consecuencia tan común como inevitable para todos los viajeros: la descompensación horaria o ‘jet-lag’, esto es, el desequilibrio que se produce en el reloj biológico interno de toda persona cuando debe adaptarse de forma repentina a otro huso horario. El resultado es, por lo general, una sensación continuada de fatiga y somnolencia, dado que el organismo debe permanecer despierto –y alimentarse– en momentos en los que está programado para estar durmiendo. De hecho, numerosos especialistas defienden que el cuerpo necesita un día para adaptarse a cada hora de desfase por cambio de huso horario. Sin embargo, investigadores de la Universidad de Washington en St. Louis (EE.UU.) han hallado un método mucho más rápido para superar el jet-lag. Y para ello solo hace falta activar las neuronas ‘más VIP’ del cerebro.

Como explica Erik Herzog, director de esta investigación publicada en la revista «Neuron», «tan solo estamos empezando a comprender cómo el sistema de sincronización del cerebro se encuentra conectado. Y lo que hemos encontrado es que el ‘código’ empleado por las neuronas VIP es realmente fundamental para establecer nuestro horario diario».

Neuronas excitadas
Los seres humanos, al igual que el resto de seres vivos, portamos un reloj biológico interno –el consabido ‘ritmo circadiano’– que, básicamente, nos dicta cuando debemos alimentarnos y cuando debemos dormir. Un ritmo que, en el caso de los humanos, se rige por un ciclo de 24 horas, por lo general sincronizado con la alternancia entre día (luz) y noche (oscuridad). No en vano, este ritmo circadiano se encuentra directamente regulado por el núcleo supraquiasmático, grupo de unas 20.000 neuronas localizadas en el hipotálamo que para llevar a cabo su función se guían por la información que reciben a través del nervio óptico. O lo que es lo mismo, por la luz ambiental.

Entonces, ¿qué pasa si se altera esta información lumínica, como ocurre cuando cruzamos uno o varios husos horarios o tenemos que cambiar frecuentemente de turnos de trabajo? Pues que el reloj biológico se ‘desajusta’ y las neuronas del núcleo supraquiasmático tienen que adaptarse al nuevo horario. Es decir, aparece el jet-lag. Como indica Erik Herzog, «sería como si tuviéramos un reloj que funciona muy bien pero que no sirve de nada hasta que podamos sincronizarlo al huso horario local. Así que lo que nos preguntábamos era cómo el reloj biológico se ajusta a su horario local».

Las neuronas VIP serían como las abuelas encargadas de decir al resto de células del organismo qué hacer

Sin embargo, no todas las neuronas del núcleo supraquiasmático son iguales. Hay un pequeño grupo de unas 2.000 neuronas que liberan un compuesto llamado ‘polipéptido intestinal vasoactivo’ –VIP, según las siglas en lengua inglesa– para comunicarse entre sí y sincronizar sus ritmos diarios. Y según sospechaban los autores, estas neuronas VIP podrían estar directamente implicadas en la regulación del núcleo circadiano.

En palabras del director de la investigación, «nuestra hipótesis es que las neuronas VIP serían como las abuelas encargadas de decir al resto qué hacer». Así que lo que hicieron los autores fue analizar el patrón diario de activación de estas neuronas VIP y evaluar si ‘forzando’ su activación podían modificar el ‘horario establecido’ en el núcleo supraquiasmático en un modelo animal –ratones.

Los autores mantuvieron a los animales en una oscuridad total –tanto de día como de noche– y desprovistos de todo estímulo que les pudiera indicar en qué momento del día –o de la noche– se encontraban. Y en el medio de esta penumbra, utilizaron técnicas optogenéticas para activar únicamente las neuronas VIP. Siempre a la misma ahora, para así simular lo que sucede cuando se viaja a un nuevo huso horario. ¿Y qué pasó? Pues que gracias a esta activación neuronal, los animales se adaptaron rápidamente al nuevo ciclo horario. O lo que es lo mismo, superaron el jet-lag. Es más; adaptación fue aún más rápida cuando la activación de las neuronas VIP se llevó a cabo de forma ‘irregular’ –y no siguiendo un patrón regular y monótono.

Forzar la liberación del VIP
En definitiva, y para superar rápidamente el jet-lag, ‘tan solo’ hay que activar el 10% de las neuronas que componen el núcleo supraquiasmático del cerebro. Concretamente, las neuronas VIP. Y es que parece que la clave para adaptarse a un nuevo huso horario se encuentra realmente en este VIP.

Como concluye Erik Herzog, «en nuestro estudio hemos encontrado que los patrones irregular provocan que las neuronas VIP liberen el polipéptido intestinal vasoactivo. Así que creemos que el VIP es en realidad la sustancia capaz de cambiar el reloj de forma más veloz».

El próximo paso será encontrar la manera de ‘forzar’ a las neuronas VIP para que liberen el polipéptido y, así, reducir el jet-lag de los viajeros y los trabajadores con cambios de turno.