Hormona para potenciar la quimioterapia frente al cáncer de pulmón

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El pasado 2017 se diagnosticaron en nuestro país 28.645 nuevos casos de cáncer de pulmón, tipo de tumor que, responsable solo en 2016 del deceso de 22.187 españoles, presenta la mayor mortalidad asociada a cualquier enfermedad oncológica. De hecho, y cada año, las muertes ocasionadas por este tumor –más de 1,8 millones en todo el mundo– superan a las que causan conjuntamente los cánceres de mama, próstata y colorrectal. La razón se explica fundamentalmente por el retraso en el diagnóstico de este tipo de cáncer y, sobre todo, por la falta de eficacia de las terapias actualmente disponibles. Es el caso, muy especialmente, de la quimioterapia que reciben la mayoría de los pacientes, que además de no ser demasiado ‘efectiva’ provoca efectos secundarios muy graves –caso del daño en los riñones–. Sin embargo, esta situación podría cambiar en un futuro muy próximo. Y es que investigadores del Instituto Garvan de Investigación Médica en Sídney (Australia) han hallado la manera no solo de mejorar la eficacia de la quimioterapia en el cáncer de pulmón, sino también de prevenir el daño renal asociado. ¿Cómo? Pues administrando una hormona producida naturalmente por el organismo llamada ‘folistatina’.

Como explica Kieren Marini, co-autor de esta investigación publicada en la revista «Science Translational Medicine», «todos hemos oído hablar de los efectos devastadores de la quimioterapia en el cáncer de pulmón. Pero nuestro descubrimiento tiene el potencial no solo de aumentar la efectividad de las quimioterapias con platino, sino también de ofrecer a los pacientes una mejor calidad de vida al prevenir el daño renal».

Mayor eficacia, menor toxicidad
Si bien en los últimos años se han logrado avances muy significativos con los tratamientos para potenciar la actividad del sistema inmune –o lo que es lo mismo, con las inmunoterapias–, la gran mayoría de pacientes con cáncer de pulmón todavía son tratados con fármacos quimioterápicos que contienen platino –entre otros, el consabido ‘cisplatino’–. Todo ello a pesar de que esta quimioterapia solo funciona en un tercio de los casos y, además, provoca efectos adversos en casi todos los pacientes –incluido el referido daño renal grave–. Pero, ¿cuál es la razón para esta tasa tan desmesurada, de hasta dos tercios, de resistencia a la quimioterapia en este tumor? Pues según muestra el nuevo estudio, la culpa la tiene una hormona llamada ‘activina’. Es más; esta activina también parece responsable del daño renal asociado a los regímenes quimioterápicos basados en el platino.

Como indica Niel Watkins, director de la investigación, «en nuestro trabajo con ratones hemos visto que en los tumores resistentes a la quimioterapia, la activina se activa en respuesta al daño causado por la quimioterapia. Y el problema es que, una vez activada, la activina puede ser reclutada por las células tumorales para protegerse. Y a ello se aúna que, al mismo tiempo, la activina activada promueve el daño renal».

El empleo de folistatina puede aumentar la efectividad de las quimioterapias con platino y prevenir el daño renal asociado

Por tanto, la solución parece clara: hay que inhibir la activina. Lo cual puede hacerse, como ya demostró en los años 80 David Krester, investigador de la Universidad Monash en Melbourne (Australia), con la hormona folistatina, igualmente producida por el organismo. Tal es así que ya hay compañías farmacéuticas evaluando el posible uso de esta hormona en el tratamiento de la fibrosis quística, la enfermedad renal y el cáncer. Y en este contexto, apunta Niel Watkins, «cuando estábamos discutiendo nuestros resultados en cáncer de pulmón con David Krester, nos sugirió que utilizáramos la folistatina en nuestros modelos animales». Dicho y hecho.

Los resultados mostraron que la adición de folistatina a la quimioterapia basada en el platino redujo de forma muy significativa el volumen de los tumores en el pulmón, lo que posibilitó aumentar de forma notable la supervivencia de los ratones. Una combinación con folistatina que, asimismo, previno el daño renal normalmente asociado a la quimioterapia.

Más allá del cáncer de pulmón
En definitiva, la folistatina podría ser muy útil para mejorar la efectividad de la quimioterapia en el cáncer de pulmón. Una hormona, además, cuyo empleo no debería asociarse a ningún efecto secundario ‘serio’.

Como concluye Neil Watkins, «dado que la folistatina es una hormona que ya se encuentra en el cuerpo humano, es probable que resulte mucho menos tóxica que otros fármacos utilizados para reducir la quimiorresistencia».

Es más; debe esperarse que el beneficio de la adición de folistatina no se limite al cáncer de pulmón, sino que también se observe en otros tumores en los que, caso de los de vejiga y de cabeza y cuello, también se emplea la quimioterapia basada en el platino de forma habitual. Algo que los autores evaluarán próximamente.