Ícono del sitio CEFAM │ Centro Especializado en Infertilidad y Atención a la Mujer

Ciudades pobladas y organizadas, el lugar ideal para la epidemia de gripe

Las ciudades más habitadas y con una mayor de organización de sus servicios de trasporte público son en las que las epidemias de gripe se prolongan más, incluso en condiciones climáticas desfavorables para su propagación. Los hallazgos de un estudio publicado en «Science» «implican un cambio en la forma de pensar sobre el control de infecciones y suponen un paso importante para predecir mejor las las tendencias de brotes de gripe, con millones de afectados y decenas de muertes cada año en el mundo». Como ejemplo reciente, la temporada de gripe del invierno 2017-2018 en EE. UU. fue particularmente larga y grave, poniendo en jaque al sistema sanitario del país.

La gripe se propaga y evoluciona en una serie de animales; pronosticar y controlar este aspecto es importante para la salud pública.

Hasta la fecha se han propuesto distintos factores para explicar el tamaño y la forma de las epidemias de gripe estacional, incluidos los relacionados con la inmunidad, el hacinamiento social o las condiciones climáticas cambiantes, entre otros, de manera que inferir la importancia relativa de cada uno supone todo un reto. Pero para predecir con mayor precisión los brotes de gripe, los investigadores deben fijarse en una serie de procesos, desde la urbanización hasta el clima.

Con el objetivo de lograr predicciones de gripe estacional más precisas, Benjamin Dalziel y su equipo de la Universidad de Oregon (EE.UU.) analizaron los datos semanales de incidencia de gripe , representados por datos de pacientes estadounidenses que visitaban consultorios médicos con enfermedades similares a la gripe entre 2002 y 2008, de más de 600 regiones de EE. UU. con diferentes estructuras, incluidos los patrones de transporte.

Tras sus análisis, vieron que la gripe se disemina de manera diferente en los centros urbanos con bolsas de alta densidad de población conectadas por movimientos organizados. En esas metrópolis, los casos de gripe se difunden más durante los meses de invierno, incluso a principio y fin de la temporada, incluso cuando el clima no es el más apropiado para la transmisión de la gripe. Por el contrario, en poblaciones más pequeñas los casos de gripe se concentraban con mayor frecuencia en un breve período durante la temporada alta, aunque podían ser más graves.

Con la hipótesis de que estos patrones podrían deberse en parte a las respuestas a los factores climáticos, los investigadores evaluaron la influencia de una métrica climática clave: humedad específica. A medida que disminuye, las gotas de humedad que las personas infectadas con gripe tosen permanecen viables en el aire (fuera de su huésped) durante más tiempo.

Los modelos revelaron cómo los patrones de humedad locales en las regiones clave contribuyeron a las diferencias en los patrones de gripe allí, y las epidemias de gripe fueron más intensas en las ciudades con mayores cambios de humedad.

Quizás, en contra de lo que cabría pensar, fueron las ciudades con tamaños de población más pequeños donde los cambios de humedad desempeñaron un papel más importante. En esos lugares, la transmisión de la gripe simplemente debido a la alta densidad de población se reduce levemente, y como tal, la disminución de la humedad es más una bendición para la propagación del virus de la gripe.

Salir de la versión móvil