Sin energía, las células madre del cáncer se mueren

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Las enfermedades oncológicas constituyen, tras las cardiovasculares, la primera causa de mortalidad en nuestro país. De hecho, y de acuerdo con los datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), los distintos tipos de cáncer fueron responsables solo en 2016 del deceso de 112.939 españoles. Y es que si bien en las últimas décadas se han logrado avances muy significativos en la investigación oncológica, aún hay un gran número de tumores que no se pueden tratar. Todo ello a pesar de la eficacia de los tratamientos quimioterápicos disponibles. La razón se explica fundamentalmente por la capacidad de los tumores de ‘adaptarse’ y eludir los efectos de los tratamientos. O lo que es lo mismo, de desarrollar resistencias. Sin embargo, investigadores del Centro Oncológico Rogel de la Universidad de Michigan en Ann Arbor (EE.UU.) podrían haber dado con la clave para prevenir las resistencias de todos los tipos de cáncer. ¿Cómo? Cortándoles sus fuentes de energía.

Como explica Max S. Wicha, director de esta investigación publicada en la revista «Cell Metabolism», «cuando empleamos terapias dirigidas, por lo general solo funcionan durante un cierto periodo de tiempo. Y es que el cáncer se convierte en resistente. Gran parte de esta resistencia proviene de las células madres del cáncer, que cambian de forma para evadir estas terapias dirigidas. Un hallazgo que nos está diciendo que necesitamos múltiples terapias frente a las células madre para atacar las múltiples formas de células madre».

Plasticidad celular
En el año 2003, el equipo de investigadores dirigido por Max Wicha hizo un descubrimiento revolucionario: en los tumores hay un pequeño número de células, denominadas ‘células madre del cáncer’, que son responsables de alimentar tanto del crecimiento como de la expansión del cáncer. Así, y para tener bajo control la proliferación y diseminación de un tumor, lo que hay que hacer es eliminar estas células madre. Lo cual no resulta nada fácil.

Pero, los tratamientos disponibles, ¿no son eficaces frente a estas células madre cancerígenas? Pues sí. Los tratamientos son capaces de reducir el volumen en algunas áreas tumorales. Pero mientras tiene lugar esta reducción, hay otras áreas que se ‘despiertan’ y vuelven a crecer. Como indican los autores, «el cáncer es como el juego de ‘aplastar al topo’. Puedes golpearlo en un lugar y aparecerá en otro diferente».

Las células madre cancerígenas cambian de ‘estado’ para evitar los efectos de los fármacos quimioterápicos

La razón para este ‘resurgimiento’ tumoral se explica, tal y como muestra el nuevo estudio, por que las células madre cancerígenas se presentan en ‘estados’ diferentes y son muy ‘plásticas’. Es decir, pueden cambiar rápidamente de estado, pasando de un estado inactivo o ‘durmiente’ a un estado de proliferación descontrolada. Y esta plasticidad es la responsable de las dos características clave del cáncer: la multiplicación y la expansión.

Pero aún hay más. El estudio también muestra que el cambio entre los estados de las células madre cancerígenas está controlado por el metabolismo celular, sugiriendo así una posible vía para atacar eficazmente a estas células madre. Concretamente, las células cancerígenas obtienen su energía de las mitocondrias –que necesitan oxígeno para llevar a cabo su función– y, llegado el caso, de la glucosa. Pero las células madre tumorales utilizan ambas fuentes: cuando están en un estado ‘durmiente’, utilizan la glucosa; y cuando se encuentran en un estado activo o ‘proliferativo’, dependen del oxígeno –y por tanto, de las mitocondrias–. Tal es así que, como pensaron los autores, para eliminar a las células madre cancerígenas se requiere actuar sobre ambas vías metabólicas. ¿Y funciona?

Cortar la energía
Para responder a esta pregunta, los autores utilizaron un modelo animal –ratones– con cáncer de mama al que, por una parte, administraron un fármaco ya aprobado para el tratamiento de la artritis y que actúa bloqueando la actividad de las mitocondrias y, por otra, manipularon para bloquear la vía de la glucosa. ¿Y qué pasó? Pues que gracias a la combinación de ambas estrategias, los autores fueron capaces de destruir, por fin, las células madre del cáncer de mama de los animales.

Como concluye Max Wicha, «en lugar de tratar únicamente de matar las células con la administración de fármacos tóxicos, lo que hicimos fue utilizar el metabolismo de las propias células para erradicar el cáncer».

Es más; el sistema inmune parece encontrarse regulado por el metabolismo celular, por lo que a la luz de las nuevas evidencias, la combinación de inmunoterapias con los tratamientos frente a las células madre tumorales podría resultar aún más eficaz en la lucha contra el cáncer. Hay que seguir investigando.